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“La clave… está en la inspiración del Espíritu Santo y el proceso de conversión.”

La Evangelización: “Entonces les dijo Jesús: ‘No tengan miedo’”  — Mt 28:10

Por Gloria Zapiain
Para Today’s Catholic

El mensaje de Cristo desde su tumba a las mujeres va dirigido también a nosotros. Cristo ha vencido a la muerte y nos ha concedido la esperanza de la salvación eterna. Nada hay que temer. Sin embargo, a causa del pecado original, seguimos experimentando miedo y ansiedad. Nuestros hermanos que ya no practican activamente la fe pueden tener aprensión sobre “regresar”. Pueden preocuparse y preguntarse: “¿La misa será la misma?”, “¿me juzgarán porque estuve lejos tanto tiempo?”; “tal vez he pecado tanto que no puedo regresar”; “¿qué pasa si no puedo recordar las palabras de la misa?” Los que atienden a nuestros hermanos ausentes están también llenos de preguntas: “¿Quién soy yo para acoger de regreso a la gente?”; “¿soy realmente capaz de explicar lo que enseña la Iglesia?”; “¿puedo ofrecer orientación y escuchar sus preocupaciones, sin hacer juicios?” A menudo tememos decir a nuestros familiares, amigos y compañeros de trabajo: “¿Quieres venir a misa conmigo este fin de semana?”; “yo también vi la noticia, pero esto es lo que la Iglesia realmente enseña”; “sí, a veces ir a confesión es difícil, pero ya allí, experimento la paz y la misericordia de Dios.

Considera la posibilidad de otra oportunidad”. La clave para que tengan éxito los programas de evangelización, diseñados para incluir a nuestros hermanos y hermanas ausentes, está en la inspiración del Espíritu Santo y el proceso de conversión.

La Nueva Evangelización es una oportunidad para la conversión duradera. Esta reorientación de la vida de la persona hacia Cristo es posible gracias a la obra del Espíritu Santo. Cualquier esfuerzo para invitar a los católicos a regresar a la Iglesia debe hacer hincapié en los siguientes aspectos del papel del Espíritu Santo y la conversión:

• La apertura al Espíritu Santo.
• Reconocimiento de que la conversión de cada persona será propia de ella y se desenvolverá a un ritmo diferente.
• Conciencia de que ha sido el Espíritu Santo quien nos ha guiado en nuestro camino y el de cualquier persona, en su viaje de regreso a la Iglesia. Dios es el que se siempre se acerca primero.
• Capacidad para expresar las experiencias personales de fe.
• Participación en retiros (por ejemplo: preparación y enriquecimiento del matrimonio, adolescentes y adultos jóvenes).
• Participación en programas de formación en la fe y oportunidades de servicio directo.
• Reconocimiento de que el proceso de conversión puede requerir seguimiento.

Para algunos católicos, el proceso de conversión para volver a la mesa del Señor les llevará tiempo. Por lo tanto, la plena confianza en la obra del Espíritu Santo es esencial.

By claire